Vivienda Unifamiliar entre medianeras
Año: 2002-2004
Promotor: Privado
Situación: Salteras, Sevilla
Publicación:
- "Vivienda y Sostenibilidad en España" Gustavo Gili
- "Sevilla 1995-2005"
Equipo:
- Antonio Cayuelas Porras, arquitecto
- Mª Amor Arroyo Sánchez,
- Javier Ros López,
estudiantes de arquitectura
Fotografía:
- Fernando Alda
El proyecto de la casa tiene su origen en varias ideas: el programa familiar para un matrimonio con tres hijos, un modo de vida, propio del sur, un presupuesto ajustado y una parcela extraña entre medianeras con una normativa que permite adosarse a ellas. La casa está ajustada al norte y abierta al sur con un porche de entrada-garaje, otro porche-estancia al sureste y un ventanal en guillotina vertical mecanizado que permite abrir la casa al exterior. Para controlar la luz y suavizar el aire se han instalado unas correderas, y las estancias cuentan con ventilación cruzada y disfrutan de luz natural incluso en las medianeras y los sótanos. Esta iluminación es graduable según las épocas, y en el dormitorio principal se ve amanecer y anochecer.
Constructivamente se han empleado materiales sencillos: la estructura es porticada de hormigón –si se le quitan las bovedillas aparece un porche- y la envolvente es un muro de dos hojas con cámara ventilada al exterior y revestimiento monocapa. Por otro lado, la cubierta es invertida, acabada con grava. En el interior todos los espacios se han pavimentado con pizarra.
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En planta baja, que es un espacio variable con alturas generosas, la vida de familia puede realizarse indistintamente en el interior y exterior. En la cocina comedor, un lugar de trabajo compartido, ya no se trabaja mirando a la pared. En planta alta están el dormitorio principal, con baño incorporado, un dormitorio para cada hijo y un baño comunitario modulado en cabinas para uso independiente de cada elemento. Como espacio de transición se ha proyectado un área de juego para niños y, como complemento, una zona de mantenimiento de ropa con un patio de tendido. La definición del sótano –el “desahogo” en palabras del notario-, se deja para el futuro, porque, en opinión del arquitecto, las casas hay que habitarlas para completarlas y terminar de definirlas.