El proyecto busca establecer la relación entre una significativa casa sevillana y una donación a la ciudad, una heterogénea colección de arte, de marcado carácter costumbrista, compuesta por más de 500 piezas, entre cuadros, dibujos, grabados, muebles, esculturas de todo tipo, sobretodo de origen religioso y otros objetos. Se parte de un plan museográfico, previo a esta propuesta, que distribuye las piezas por temas y por salas, pudiéndose constatar en una lectura inicial, la alta densidad de elementos a colocar en casi todas ellas.
En una primera fase, se observa que los colores que presentan las salas, las galerías y el patio no son los más adecuados para recibir los cuadros y piezas asignados. Se comienza dibujando todos los paramentos de cada espacio para replantear la distribución de cuadros de forma gráfica, este sistema permite sugerir los nuevos colores de fondo. En este proceso se comprueba la dificultad que suponen los grandes zócalos de azulejería existentes para los conjuntos de cuadros con mayor diversidad de formatos, esto se resuelve superponiendo paneles de madera tratados en el mismo color de los paramentos como soporte más neutro de los cuadros. Este sistema permite, además, salvaguardar los mosaicos.
El trabajo acomete una segunda fase estudiando los distintos soportes necesarios para las esculturas, el mobiliario y los distintos objetos que forman la colección. Como premisa, se constata el bajo presupuesto disponible para la gran cantidad de elementos seleccionados, ello obligará a diseñar soportes de bajo coste. Dada la amplia diversidad de formas y tamaños, frente a la posibilidad de estudiar la personalización de los soportes en cada caso se opta por definir un sistema basado en dos ideas, por un lado se crean plataformas flotantes, con o sin fondo, como soporte de determinados conjuntos. En algunos casos estas plataformas se elevan como repisas continuas para objetos de menor tamaño. Por otro, se concibe un sistema mediante tableros contrachapados recortados, para los soportes individuales, que permite dar soluciones sencillas a cada elemento con dos ventajas, los recortes interiores se recuperan para los apoyos y el vaciado resultante aligera los soportes dándoles un aspecto más ligero, sin duda, necesario y motivado por la gran cantidad de piezas a colocar. En el patio, los soportes de las esculturas de mármol se cambian de color para reducir su protagonismo en un espacio predominantemente blanco, se duplican los tableros por el peso de estas y se amplía su perímetro para evitar las catenarias de protección.
Por último, se decide cambiar el material utilizado en los soportes para la sala de imaginería no religiosa, por la dificultad de relación que presentan los tableros con el elaborado zócalo de madera y cenefa de azulejos existentes. En este caso se opta por una sencilla chapa plegada de fundición de aluminio, cepillada de forma abrasiva, que constituye un fondo más neutro para las esculturas en una sala con tanta decoración. El tamaño de las chapas de aluminio se recorta ajustándose al tamaño de las distintas piezas. La intervención en esta sala se completa con soportes similares al resto, dos piezas de gran tamaño se disponen frente al espejo existente para poder observarlas íntegramente.
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