Datos
Proyecto museográfico
Año: 2017
Situación: Sevilla, España
Equipo:
- Antonio Cayuelas Porras, arquitecto
- Jose María Rueda Llorca, productor cultural
- Daniel Cano Expósito, arquitecto
- Pablo Hita Rodríguez, estudiante de arquitectura
Memoria
La celebración del centenario de Murillo en Sevilla tiene una especial significación, independiente del valor objetivo del artista en la Historia del Arte y, más aún, de su propia naturaleza sevillana. Es la veneración que los propios sevillanos le profesan, no ya por lo que podríamos llamar, recordando a Chueca, los “invariantes castizos” de la sociedad sevillana, sino por la propia esencia de su pintura, que como bien describe la documentación entregada para este concurso, “la pintura de Murillo llegó a tener una “funcionalidad terapéutica” para los sectores sociales desfavorecidos por la afectividad que desprende, por su halo de concordia, por su escenificación de una apariencia de serenidad social muy distante de la inicua realidad de la España del XVII.
La estela de Murillo en Sevilla, además de la descrita a través de las obras de esta exposición, es el poso de su presencia en una sociedad que ha transmitido, fundamentalmente, por vía oral las excelencias de su pintura, tanto para el devoto como para el laico. Todavía en décadas pasadas, cuando la tecnología no había entrado en los hogares, era habitual oír a los sevillanos mayores el relato de la historia de la ciudad en el que ocupaba siempre un lugar de privilegio el artista, tanto incluso como la frecuente presencia de los reyes de la dinastía borbónica en ella durante los últimos siglos.
Ante la constatación de este afecto por el pintor, y ante el hecho de ser la “exposición más sevillana” de las programadas para el centenario, los autores de este proyecto pretendemos que la museografía a proponer no consista, exclusivamente, en un aséptico tratamiento de los espacios para mostrar las obras, sino que de manera sutil dialogue con la obra del artista y que pueda ser también generadora de una recepción positiva para los visitantes sevillanos y para los foráneos, mediante una equilibrada síntesis entre el diseño contemporáneo, el espacio conventual de Santa Clara y la brillantez de la obra de Murillo.
La tramitación urgente de la presente licitación global, que incluye diseño y producción de la exposición, aun siendo una realidad aceptada por nuestra propia concurrencia, sí que ha significado un hándicap importante para poder reunir y acompasar durante más tiempo al equipo multidisciplinar que ha elaborado este proyecto, en estas fechas veraniegas. Hubiera sido nuestra intención determinar con más detalle nuestro proyecto museográfico, si bien, la presentación que hacemos de él define y hace visible perfectamente lo que pretendemos ejecutar en el caso de ser adjudicatarios.
En cualquier caso conviene señalar que nuestra propuesta se basa en un sistema de subdivisiones y protecciones cuya flexibilidad permitirá un ajuste final preciso acorde a las necesidades de la exposición y su configuración global. Esto permitirá consensuar con el comisario y el resto del equipo participante la solución definitiva que mejor resuelva la disposición de las obras y sobre todo, las relaciones previstas entre ellas.
Sin temor a equivocarnos, podemos decir que en Sevilla hay una sensibilidad que se podría titular “murillista” y que en este proyecto queremos integrar de manera sutil, con varias pautas que recorren toda nuestra propuesta, este nuestro humilde ejercicio de “murillismo”.
En primer lugar extrayendo del propio Murillo el color de nuestra museografía, haciendo un uso como fondo de muros de los espectaculares anaranjados azafranados del ángulo superior de la Santa Rosa de Lima del Museo Lázaro Galdiano, o los exclusivísimos verdes de los mantos de las vírgenes del rosario de la Galería Palatina o el Museo Goya.
La elección del color anaranjado como fondo de muros viene aconsejada por el establecimiento de un equilibrio con la iluminación de recorte demandada en el proyecto y el fondo envolvente, cálido de la semipenumbra que va a dominar los espacios de la exposición.
El verde se establecerá como color complementario en diversos elementos del mobiliario que desarrolla el proyecto.
En segundo lugar, integrando detalles extraídos de las obras de Murillo en los elementos gráficos de todo tipo distribuidos por la exposición y los espacios de tránsito.
Y por último, con la propia elección de la tipografía utilizada en todo el proyecto, que rinde tributo a Giambattista Bodoni, el gran tipógrafo italiano del siglo XVIII que, como Murillo, tuvo una influencia capital en el desarrollo estético de las tipografías posteriores en el universo de la edición.
Así, con esa voluntad humilde de ejercer “murillismo” con nuestro trabajo, creemos que con estas elecciones contribuimos a crear esa “atmósfera amable” cuyo protagonista principal fue el pintor en su vida y en la estela con que se define ejemplarmente su legado plurisecular.